Apuntes sobre "Grafismo, multitemporalidad y textos como objetos de poder en la biografía de una machi mapuche en Chile" de Ana Mariella Bacigalupo
Francisca Colipi Curin, era una machi mapuche, católica. Vivía en la comunidad Millali, cercana al pueblo de Quepe, Región de La Araucanía.
Los mapuche creaban diseño gráficos en textiles e inscripciones gráficas en joyas de plata que siguen siendo leídos por las generaciones de mayor edad y por chamanes como Francisca. Estos diseños e inscripciones con imágenes meta-discursivas de una cultura aparentemente duradera y con posibilidades de ser compartida y transmitida. Describen historias míticas y familiares, rituales y formas de organización social y política.
Francisca consideraba que los grabados pintados sobre su rewe, su árbol de la vida o eje del mundo, eran semejantes a palabras escritas, y veía la escritura alfabética como diseños con fuerza que actuaban pero no hablaban. Estaba interesada en la calidad gráfica de la escritura -el tamaño y la distribución de las palabras en una página- y no en las palabras como representaciones visuales del habla.
Francisca hacía una distinción entre chilkanewen (textos con poder) y chillkala (textos muertos). Francisca quería que yo canalizara su poder espiritual a través de mi escritura, de la misma manera en que ella canalizaba los espíritus. Si las machi leen un texto, le confieren autoridad a ese texto.
En la actualidad, los mapuche consideran que los documentos oficiales son tanto instrumentos de colonización vinculados al poder político y legal del estado nación chileno, como textos poderosos que ellos pueden desafiar imitar, imitar y manipular espiritual y políticamente.
En 1996, Francisca trató de revivir el mapa del título de propiedad de Millali de 1909 para traer al presente las realidades bajo las que se había constituido el mapa, y así, recuperar las tierras que habían sido usurpadas. Fumó encima del mapa mientras cantaba "Así como es en el cielo, es en la tierra" (Chumlei ta wenumapu, kafeli ta nagmapu).
En 2008, la comunidad presentó un reclamo territorial ante la CONADI, donde se denunciaba a propietarios no mapuche por usurpación de tierras y se solicitaba la restitución de las 51 hectáreas que habían perdido desde 1909. En diciembre de 2009, la CONADI devolvió las 51 hectáreas, que ahora representan el 20% de las tierras de Millali.
Francisca creía que sus cantos y el hecho de fumar encima del documento también tenían el poder de cambiar la historia: que al revivir el pasado colectivo en el presente, ella era capaz de recuperar la tierra de la comunidad y ofrecerles a sus miembros un futuro mejor, mucho tiempo después de su muerte.
Los mapuche se apropiaron de las biblias católicas de los capuchinos y de las biblias protestantes de los anglicanos, pero rechazaron las biblias luteranas alemanas, pues estas confesiones desempeñaron roles totalmente diferentes en el proceso de colonización, evangelización y usurpación de tierras mapuche.
Los mapuche creen que el demonio escribió la biblia luterana para imbuir el texto sagrado con sus poderes, a fin de que los alemanes pudieran destruir la moralidad y sociabilidad mapuche.
Por el contrario, los mapuche interactuaron con las biblias de los capuchinos y los anglicanos que asociaban con el poder de dios, la evangelización y la alfabetización.
El místico Aburto Panguilef fue "poseído por la escritura", produciendo cientos de páginas en las que describió sus sueños y reflexiones sobre la práctica espiritual y política, y veía su texto como un objeto potente. Panguilef era un místico, no un chamán, pero creó paralelos entre los roles de los sacerdotes católicos, de los chamanes y de los místicos. Panguilef intentó crear una identidad étnica y política mapuche separada, en base a la performatividad de rituales, sueños y normas sociales tradicionales.
Severiano Alcaman, un mapuche educado por los capuchinos en la segunda mitad del siglo XX, que luego se convirtió en sacerdote y antropólogo, escribió una biblia en la que buscó registrar el poder chamánico y los rituales mapuche, y legitimizarlos como enseñanzas divinas semejantes a las de Jesús. Utilizó su posición de prestigio para legitimar los poderes chamánicos y las creencias mapuche a los ojos de la mayoría chilena.
Las machi deben seguir a sus espíritus y no tener la biblia delante de ella. Pero cuando las machi utilizan las biblias como objetos rituales más que como agentes en pugna, los textos se convierten en instrumentos cruciales de la práctica chamánica y de las biografías de machi.
Francisca daba nueva forma al mundo de la oralidad, del poder chamánico y de los espíritus mediante su uso de la biblia católica y así reconstruía la historia. Exhibía una copia de la biblia en la sala de su casa como un objeto material de poder del cual ella podía apropiarse chamánicamente, para utilizar la palabra de dios y colocaba hojas de los árboles sagrados foye y triwe en su interior, para activar sus propiedades medicinales antes de preparar los tratamientos herbarios.
A continuación, frotaba la biblia católica sobre los cuerpos de sus pacientes durante la curación y luego la cerraba de un golpe cuando lograba atrapar un espíritu maléfico wekufüen en sus páginas.
La biblia de Francisca era un objeto animado que absorbía su poder de machi, tal como la biblia católica absorbía los poderes de dios, Jesús y los apóstoles. Francisca afirmaba su superioridad sobre otros mapuche alegando que ella era el sujeto de mi biblia y que la materialización de sus palabras en el texto inmortalizaría su poder.
El 11 de septiembre de 1996 Francisca decidió morir. Sus hijas, Bernardita y Aurora, lloraban mientras le quitaban las joyas. Cada una se quedó con algo. Bernardita decidió que yo debería conservar el anillo de Francisca y su tocado de cintas coloridas, para la próxima machi, en caso de que su espíritu renaciera.
Para los mapuche, el recuerdo y el olvido van más allá de la vida y la muerte de la persona de una machi. Estas experiencias están moldeadas por las realidades sociales dinámicas de los vivos y por la cambiante condición de persona de los muertos. En el ciclo de recordar y olvidar, los espíritus mapuche desempeñan una función central como agentes de la historia.
Luego de la muerte y el olvido de los individuos y sus historias, los espíritus chamánicos se transforman al fusionarse con el filew, son recordados otra vez colectivamente como individuos mitificados y luego reciclados en el cuerpo de nuevas machi.
Para los mapuche, el pasado no se olvida sino que se controla, se deja a un lado y se transforma antes de volver a emerger y encarnarse en el presente y futuro.
El modo en que Francisca es recordada y reincorporada a su comunidad trasciende tanto a su vida como a su muerte, e ilumina la manera en que los habitantes de Millali imaginan y reescriben el pasado y el presente para las generaciones venideras.
La vida, la muerte y el renacimiento potencial de Francisca Kolipi muestran que podemos ampliar nuestra comprensión sobre la capacidad de accionar y la conciencia histórica si disolvemos las barreras conceptuales entre vivos y difuntos, entre actores humanos y espirituales.
Dado que la permanencia del alfabeto era ya parte de la memoria y la historia mapuche, Francisca lo utilizaba como un medio nuevo a través del cual ella y otros mapuche pudieran apropiarse del poder wingka de la palabra escrita y propagar las historias orales y el poder chamánico en un contexto nuevo.
Francisca manipulaba ritualmente el poder que emerge de las biblias y de los documentos oficiales para ver y revivir el pasado, cambiar la historia y construir un futuro mejor para su comunidad.
Las temporalidades chamánicas recurren a las técnicas dinámicas de recordar y olvidar; asì como a narraciones sobre historias de vida, muerte y renacimiento, y las proyectan en textos sagrados. Al hacer esto, los mapuche ven el futuro como algo en parte conocido, anticipado y manipulado por las machi.
Si el espíritu de Francisca no regresa, el desvanecimiento de este futuro utópico será atribuido a una falla moral, suya y de la comunidad. Si su espíritu regresa, algunos mapuche utilizarán el texto sagrado de Francisca para cambiar y revivir el pasado a través de realidades y esperanzas del presente, y para proyectarse a sí mismos y a sus espíritus en el futuro.
FUENTE: Bacigalupo, Mariella: 2014. "Grafismo, multitemporalidad y textos como objetos de poder en la biografía de una machi mapuche en Chile". Disponible en https://revistadeantropologia.uchile.cl/index.php/RCA/article/view/40604
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