Ir al contenido principal

¿Tenían Dioses los Mapuche?


La pregunta sobre los dioses o Dios en la cultura y religión mapuche es fundamental. Hoy se habla de Chaw Gnechen (Padre Dios) y se le atribuyen características similares al Yahveh de los judíos. El problema es que este es un claro ejemplo de aculturación y de inculturación. Es decir, una pérdida de la cultura inicial que termina subsumida en la cultura conquistadora. 

Cuando se habla de Gnechen parece haber una clara influencia de la evangelización cristiana. Foerster, haciendo referencia a Alonqueo, afirma que el pueblo mapuche no usa la palabra “creador”, sino autor o dueño (Ge). Esto ha producido un problema desde el inicio, pues los cronistas suelen traducir la idea de Ge como creador, Dios; pero más bien lo que hay es una confusión, pues la idea de dueño o autor no significa Dios a la manera cristiana.


Gerónimo Bibar, en sus "Crónicas", afirma que los mapuches no tenían dioses. Latchman, por su parte, afirma que “los araucanos jamás tuvieron culto alguno en tal sentido, ni tuvieron deidades, ni conocían seres divinizados, ni adoraban nada”. Para Latchamn, el problema es que la mayoría de los cronistas de los mapuches eran sacerdotes. Esto significaba que, aunque tenían buena ilustración, no eran capaces de despojarse de sus prejuicios frente a la cultura indígena. Así, terminaban por calificar de demonio, o similar, lo que no era.


Casi a finales del siglo XIX el misionero capuchino Adeodato de Bolonia, afirmaba, según Latchman, “que los indios chilenos no tienen vocablo que ex-prese en todos sus significados la voz Dios. Tampoco se puede encontrar en el idioma mapuche términos que traduzcan los conceptos de templo, altar, sacrificio, víctima, ofrenda, y otros parecidos; ni los que pueden aplicarse a las cosas sobrenaturales, como alma, gracia, gloria, vicio etc., en el sentido teológico” (Latchman, 1924, 329).


¿Qué hay detrás de esta afirmación de no tener dios ni dioses? Ramón Curivil, en su libro La Fuerza de la Religión de la Tierra. Una herencia de nuestros antepasados (2007), señala que el mapuche no cree en Dios, sino solo en la fuerza de la naturaleza. 


La creencia en Dios sería por influencia de los wigka (winka), es decir, de los extranjeros. Aún a riesgo de repetirnos, conviene resaltar esta idea: desde la cosmovisión originaria mapuche (aquella anterior a la llegada de los españoles) lo que existen son fuerzas protectoras del mapu (la tierra) que están distribuidas en toda la naturaleza. 


Estas fuerzas se denominan, de manera general, Geh o Gne (dependiendo del tipo de escritura que se utilice). Ellas son las “autoridades o dueños” de cada una de las fuerzas que poseen o custodian. En este sentido, es entendible que los primeros misioneros hayan tomado prestado el concepto geh o gne para hablar de Dios. El problema, evidentemente, es que entre el oyente mapuche y el misionero hay una disonancia en el concepto.


Fuente: CAURIENSIA, Vol. XVIII (2023) 1333-1352, ISSN: 1886-4945 – EISSN: 2340-4256

Imagen: Obra del pintor mapuche, Eduardo Rapiman, "Trawun en la tierra iluminada".

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ülkantun mapuche - El canto que viene del pasado para recordarnos quiénes somos

Ülkantufe Joel Maripil presentándose en Temuco durante el Día Internacional de la Mujer indígena: "El ül es todo, el ül es vida. Todo pueblo debe poseer canto y quienes no lo poseen no son normales. En el ül se transmite la melodía, mensajes, emociones, consejos, memoria, la personalidad del cantante. El ülkantufe canta lo que siente como persona, lo que en un momento determinado desea transmitir". El ül (canto mapuche) es una de las formas de transmisión de la lengua y la cultura mapuche desde tiempo ancestrales, gracias al cual los mensajes quedan plasmados en la memoria, pasando así de generación en generación. Como suelen decir los expertos, el lenguaje configura la cultura, la realidad, la identidad, el pensamiento y en el fondo, una manera de ver el mundo. Y en el mundo mapuche ocurre lo mismo. El mapuzugun configura al mapuche y a su cosmovisión, un idioma abundante en detalles y descripciones, que pierde mucha de su riqueza al intentar traducirse al españ

Resumen "Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida" (1874) Friedrich Nietzsche

Nota introductoria 1: El pensamiento de Nietzsche es enormemente complejo. A fin de facilitar su comprensión, he preferido presentarlo en forma de “tesis” que vienen a ser traducciones literales del libro. Es por este motivo por lo que no aparecen indicadas las citas. Lo único que he hecho ha sido reagrupar algunos párrafos y capítulos para ayudar a mostrar las ideas más sobresalientes. Aquellos, por tanto, que no tengan mucho tiempo para leer encontrarán una idea resumida pero exacta de la obra. Mi comentario aparece como de costumbre al final. Capítulo 1. Tesis 1: La Historia ha de servir a la vida. Se necesita la Historia para vivir y para actuar, no como excusa para aislarse de la vida y de la acción. Su estudio, por tanto, no debe significar una ampliación de conocimientos. Es un error pretender que la Historia se convierta en una ciencia pura al estilo de las Matemáticas. Tesis 2: El olvido es necesario. Un exceso de recuerdo produce en el sujeto temor a enfrentarse a un

El legendario Fuerte de Boroa

Ubicado al sur del río Cautín y al norte del río Quepe, Francisco de Villagra (segundo gobernador español de Chile) encomienda la construcción de un fuerte en el sector de Boroa y fue destruido por Anganamón en 1598. En 1606 se construye un segundo fuerte, por orden del Gobernador Alonso García de Ramón, a cargo del capitán Juan Rodulfo Lisperguer: Siete leguas hacia el sudeste de la antigua ciudad consagrada a Carlos V, pero siempre a orillas del Cautín, y en su confluencia con el río Damas ... Boroa está situado en el riñón de La Araucanía, equidistante entre Penco y Valdivia, y en medio de colinas blandas y boscosas  densamente pobladas... El 20 de septiembre de 1606, Juan Rodulfo Lisperguer muere en plena guerra de la frontera en la batalla de Boroa, donde comanda a 293 soldados, de los cuáles no sale uno vivo. El jesuita Rosales revela la magnitud del desastre bélico al señalar que en Tucapel hubo 53 víctimas españolas al mando de Pedro de Valdivia; en Marihuano, 96 hombres a