"Un
mismo texto permite incontables interpretaciones: no hay una interpretación
"correcta".
(Nietzsche, 1988).
Quienes han fotografiado a personas
pertenecientes a pueblos indígenas, entendiendo el concepto de
"indígena" como todo lo relativo a una población originaria del
territorio que habita (Real Academia Española, 2012), en más de una oportunidad
se han encontrado con el rechazo del sujeto a ser fotografiado.
Algunos de los comentarios se refieren a un
posible "robo del alma", o se relatan experiencias anteriores en que
la persona fotografiada se enfermó, e incluso falleció a los pocos días de
posar para la cámara.
Es un hecho que la fotografía
"congela" un momento en el tiempo y, cuando posan sujetos, un momento
en la vida de las personas, "captura" e "inmortaliza" al sujeto
mientras resista la materialidad del papel fotográfico o se conserve el archivo
digital (Barthes, 1990).
Además, en la etnografía de sociedades
indígenas, los efectos temporales de la fotografía se multiplican debido al
contraste entre la modernidad de la técnica fotográfica y el primitivismo
adjudicado a quienes son retratados. (Masotta, 2013).
En este sentido, primeramente nos ha llamado
la atención la naturalidad con que los Selk´nam posaron para los "sacerdotes - misioneros
- fotógrafos" Martín Gusinde y Alberto De Agostini, destacando la alta
calidad técnica de las imágenes, las que fueron captadas en la misma época en
que se desarrollaba un verdadero genocidio contra los originarios habitantes de
la Tierra del Fuego, cuya población fue arrasada, quedando el territorio a disposición
de los intereses comerciales de empresarios chilenos, argentinos y europeos
(Vega y Grendi, 2002).
En el caso de Gusinde, se planteaba la
necesidad de que un "etnólogo serio" se pusiera en contacto íntimo y
duradero con los fueguinos, de quienes -ya en esa época- se había escrito
mucho, definiendo su "estado salvaje" y "cultura
rudimentaria" (Gusinde, 1922), como los calificó Charles Darwin, quien pasó
por la zona en 1832, a bordo del "Beagle", buque científico inglés
comandado por el capitán Robert Fitz Roy.
Al parecer, la compenetración de Gusinde y De
Agostini con los indígenas se consiguió en base a la amistad y la confianza
mutua, incluso los Selk´nam apodaron a Gusinde como "Mankácen", ("man"
sombra o figura, y "kácen"
cazador: "cazador de sombras" (según ellos, las sombras de sus
antepasados) (Palma, 2013).
Este nombre les fue sugerido por la
observación de las fotografías que él les tomaba, pues Gusinde pudo desarrollar
un acercamiento cuidadoso al medio fotografiado, de manera de superar el
arraigado tabú, en los pueblos primitivos, de que las imágenes fotográficas
capturan la imagen o el alma de las personas. En sus visitas sucesivas, Gusinde
les mostró las imágenes capturadas anteriormente y ellos se mostraron alegres
por el resultado, lo que les incentivó a seguir posando para la cámara (Palma,
2013).
Por lo anterior, nos pareció importante analizar
estas fotografías y establecer los aspectos principales del discurso
fotográfico de Gusinde y De Agostini, ambos europeos, sacerdotes y misioneros, ambos con un claro interés
científico y ansias de preservar una cultura que se acercaba a su ocaso.
La
fotografía de Gusinde y De Agostini
Alberto María de Agostini Antoniotti (Pollone,
Italia 1883 - Turín, Italia 1960) fue un sacerdote perteneciente a la orden de
Salesianos de Don Bosco (SDB), fotógrafo, geólogo, etnólogo y montañista, que
estuvo en Chile en varias oportunidades desde 1910, destacado por su
exploración de la Patagonia, en especial de la Tierra del Fuego, que dio a
conocer universalmente a través de textos, fotografías, exposiciones y charlas.
De Agostini llegó a Punta Arenas por primera
vez en 1910 y recorrió la zona austral hasta 1918. Posteriormente regresaría en
1923, 1928, 1937, 1943 y 1956. En 1918 expuso 110 fotografías de Magallanes en
instalaciones del diario El Mercurio de Santiago, las mismas que luego presentó
en Punta Arenas en 1923, con ocasión del IV° Centenario del Descubrimiento del
Estrecho de Magallanes. Algunas de sus obras más representativas son "Mis
viajes a la Tierra del Fuego" (1929); "Andes Patagónicos"
(1941); "Paisajes Magallánicos" (1946); "Treinta Años en la
Tierra del Fuego" (1955); y "Magallanes y Canales Fueguinos"
(1960). En su tierra natal, Italia, las fotografías le hicieron merecedor de la
Medalla de Oro del Rey de Italia en 1927 (Rodríguez, 1986).
Por su parte, Martín Gusinde Hentschel
(Breslau, Polonia 1886 - Mödling, Austria 1969), fue un antropólogo y fotógrafo
que luego de ordenarse sacerdote de la orden de los Misioneros del Verbo Divino (SVD) en Alemania viajó a Chile
en 1912, designado como profesor del Liceo Alemán de Santiago.
Aquí se inició como antropólogo vinculándose
al doctor Aureliano Oyarzún y al Museo de Etnología y Arqueología, desde donde
se le comisionó para realizar cuatro viajes a Magallanes (1919, 1920, 1922 y
1924), en los que investigó a los habitantes originarios de dicho territorio,
"documentándolos en fotografías de extraordinaria calidad"
(Rodríguez, 1986).
En este punto, cabe mencionar una breve
cronología de los diversos registros fotográficos de fines del siglo XIX a
principios del siglo XX en que aparecen Selk´nam.
Algunos de los registros más antiguos
provienen de la expedición científica del barco La Romanche, equipado por la
armada francesa que recorrió la zona de
Magallanes entre 1882 y 1883 (Mission
scientifique du Cape Horn, 1882-1883. P.H. Fischer); de Thomas Bridges,
misionero inglés que fundó la Estancia Harberton en la zona de Ushuaia el año
1886; de Esteban Lucas Bridges, quien nació en 1874 en Ushuaia; y de Charles
Wellington Furlong, explorador estadounidense enviado en 1909 por la revista
Harper Magazine al extremo sur de América, quien registró a los Selk´nam en
fotografías y pinturas al óleo que actualmente se conservan en el Museo
Smithsoniano de Arte Americano.
Los
Selk´nam
Los Selk´nam (“clan de la rama selecta,
única”, en su lengua), son también conocidos como "onas" por un
malentendido histórico. Los Yagan -que habitaban la zona del Canal Beagle-
denominaban en su lengua a Tierra del Fuego como "Ona-Sin" (Ona,"norte",
Sin, "territorio", o sea "territorio
del norte), término que fue adoptado por los primeros exploradores para
referirse a los Selk´nam como Onas.
El modo de vida de los Selk’nam era el más
antiguo de la humanidad: el de la edad de piedra, el Paleolítico de los
cazadores, recolectores y pescadores (Chapman, 1989) y habitaban principalmente
el norte de la isla de Tierra del Fuego, en el extremo austral del continente
americano.
Tras la llegada del hombre occidental, se
trasladaron hacia el sur de la isla, en las inmediaciones del Lago Fagnano (K'ami, "gran mar", en
Selk´nam), donde habitaron los últimos grupos que vivían según sus costumbres
tradicionales (Gusinde, 1951), mientras que el resto de su población se
aculturizó en las misiones religiosas salesianas de Río Grande (Argentina) e
Isla Dawson (Chile) (Nicoletti, 2006).
Estudiar
fotografías.
El estudio de las fotografías, además de
mostrar una interpretación, una particular asignación de sentido de la
realidad, y testificar que el hecho realmente ocurrió en un lugar y en un momento
determinados es también un reflejo de lo que Gubern denomina "los
fantasmas del imaginario colectivo de la época y su autor" (Gubern, 1994).
La fotografía, dadas sus características, es
un documento óptico que muestra una realidad física y social, al mismo tiempo
que "un documento que presenta los gustos, prejuicios, obsesiones, etc. de
una época" (Gubern, 1994).
Recordando la teoría de Lacan: lo real,
aquello que no es imaginario ni se puede simbolizar; lo imaginario, la
dimensión no lingüística de la psique, donde se funda el pensar con imágenes; y
lo simbólico, el registro psíquico en que se tiende a transformar toda clase de
información a unidades discretas del tipo signo.
También es necesario considerar la
narratividad y la importancia vital de la fotografía en un contexto en que las
tecnologías nos llevan a vivir en una sociedad imaginocéntrica, donde las
imágenes van configurando una manera de mirarnos y de mirar el mundo, y que los
discursos visuales no pueden tampoco estar ajenos a las ideologías de quienes
los emiten. "Siempre miramos una manera de mirar, que además nos
mira" (Abril, 2007).
La imagen puede ser una prueba, un registro,
pero también un simulacro. Pues "la fuerza de la fotografía es tal, que en
un momento, en un espacio, la imagen se convierte en un siempre y en todo
lugar" (Vilches, 1987).
De este modo, la imagen es la materialización
de la forma en que imaginamos el mundo, el reflejo de un repertorio de
construcciones mentales socialmente compartidas y relacionadas con nuestra
forma de imaginar. "La imagen, como producto del trabajo de la
imaginación, responde a un vacío y nombra una falta. Siempre testifica, en
suma, las maquinaciones más o menos explícitas del deseo. (Abril, 2007).
El método
El objetivo de la presente investigación es describir
el discurso construido a partir de las fotografías en que aparecen indígenas
Selk´nam, cuyos autores son los fotógrafos Alberto María De Agostini y Martín
Gusinde, las que fueron captadas en la Tierra del Fuego a principios del siglo
XX, comparando la visión de ambos autores, quienes coinciden en su origen
europeo (Italia y Austria, respectivamente), en el ejercicio del sacerdocio y
en su interés por estudiar los pueblos australes de América.
Para alcanzar este objetivo, describiremos la
construcción de sentido presente en las fotografías de ambos autores a través
de la aplicación de una matriz basada en la propuesta del profesor Javier
Marzal Felici para analizar imágenes fotográficas, la que se inspira en el
análisis crítico del discurso y en el análisis sociosemiótico. Dicha matriz fue
plasmada en una plantilla de análisis aplicada a las fotografías
Dicho modelo es fruto de un trabajo de
investigación, realizado entre los años 2001-2004, financiado por la
Convocatoria de Proyectos de Investigación BANCAJA-UJI de la Universidad Jaume
I, realizado por el Grupo de Investigación “ITACA-UJI”, dedicado a la investigación
en tecnologías aplicadas a la comunicación audiovisual.
Esta propuesta de Marzal permite realizar un
estudio analítico en profundidad, ofreciendo un trayecto metodológico en el
estudio de la imagen, y más concretamente en el caso de la fotografía, que
contribuye a responder la pregunta “cómo significa la fotografía”, distinguiendo
una serie de distintos niveles, desde la estricta materialidad de la obra, y su
relación con el contexto histórico-cultural, hasta un nivel enunciativo
(Marzal, 2007).
La investigación
El corpus de esta investigación está
constituido por fotografías -en que aparecen sujetos Selk`nam- provenientes de
textos publicados por los propios autores de las fotografías (Gusinde y De
Agostini).
Se trata del libro "Treinta años en
Tierra del Fuego", de Alberto De Agostini, publicado en 1956 en Buenos
Aires por la editorial Peuser; y la publicación "Los indios de Tierra del
Fuego", de Martín Gusinde, publicado en 1931 por el Centro Argentino de
Etnología Americana. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas.
El modelo aplicado a cada texto fotográfico
corresponde a la "Propuesta de modelo de análisis de la imagen
fotográfica", planteada por Javier Marzal Felici (Marzal, 2007), el cual
se basa en la distinción de una seria de niveles desde la estricta materialidad
de la obra y su relación con el contexto histórico-cultural, hasta un nivel
interpretativo.
a) El nivel contextual, que aporta datos
generales, parámetros técnicos y datos biográficos, lo que nos fuerza a recabar
la información necesaria sobre la(s) técnica(s) empleada(s), el autor, el
momento histórico del que data la imagen, el movimiento artístico o escuela
fotográfica a la que pertenece, así como la búsqueda de otros estudios críticos
sobre la obra en la que se enmarca la fotografía que pretendemos analizar. La
cumplimentación de este primer nivel del análisis trata de mejorar nuestra
competencia lectora.
b) El nivel morfológico, donde se intenta
comenzar una descripción formal de la imagen, tratando de deducir cual(es) ha
sido la(s) Técnica(s) empleada(s): parámetros como el punto (presencia mayor o
menor del grano fotográfico, puntos o centros de interés), la línea (rectas,
curvas, oblicuas, etc.), el plano (distinción de planos en la imagen), el
espacio, la escala (tamaño de los personajes PP, PM, PA, PE, etc.), la forma
(geometría de las formas en la imagen), textura, nitidez de la imagen,
contraste, tonalidad (en B/N o Color), características de la iluminación
(direcciones de la luz, natural/artificial, dura/suave, etc.), entre otros.
c) El nivel compositivo, donde se trata de
examinar cómo se relacionan los elementos anteriores desde un punto de vista
sintáctico, conformando una estructura interna en la imagen. Esta estructura
tiene un valor estrictamente operativo, no ontológico, ya que no se trata de
algo que se halla oculto tras la superficie del texto.
d) El
nivel enunciativo, donde a diferencia de otras propuestas metodológicas, el
análisis pone el acento en el estudio de los modos de articulación del punto de
vista. En efecto, es frecuente encontrar análisis icónicos que ignoran el
problema de la enunciación. Cualquier fotografía, en la medida en que
representa una selección de la realidad, un lugar desde donde se realiza la
toma fotográfica, presupone la existencia de una mirada enunciativa.
El examen de esta cuestión tiene
consecuencias muy notables para conocer la ideología implícita de la imagen, y
la visión de mundo que transmite. En este sentido, se propone una batería de
conceptos sobre los que reflexionar, desde el punto de vista físico, la actitud
de los personajes, la presencia o ausencia de calificadores y marcas textuales,
la transparencia enunciativa, los mecanismos enunciativos (identificación vs.
distanciamiento), hasta el examen de las relaciones intertextuales que la
imagen fotográfica promueve.
El análisis de la fotografía finaliza con una
interpretación global del texto fotográfico, de carácter subjetivo, que
persigue la articulación de los aspectos analizados en la construcción de una
lectura fundamentada, así como es el momento de realizar, si se estima
oportuno, una valoración crítica sobre la calidad de la imagen estudiada.
Algunos
resultados
Como mencionamos en la presentación de esta
investigación, tanto Gusinde como De Agostini expresaron en sus publicaciones
un claro interés científico y ansias de preservar la cultura Selk´nam, pues
todo les indicaba que se acercaba a su ocaso.
En primera instancia, este punto quizás haya
sido logrado. La cultura Selk´nam aún permanece hoy representada en obras artísticas,
estatuillas e incluso graffittis y souvenirs que circulan por la zona austral
de Chile y Argentina.
En un claro ejemplo de esta permanencia, la
figura de "Kataix", ser
sobrenatural representado en la ceremonia Hain, es una de las más populares
imágenes de esta cultura, cuya versión original se encuentra en una fotografía
de Martín Gusinde, realizada durante su estadía entre Mayo y Julio de 1923, en
el sector de Laguna Pescados, Tierra del Fuego, cerca del Lago Fagnano, y que actualmente
se encuentra en el archivo del Anthropos Institute de Alemania.
Dicha imagen es parte de una serie de
fotografías que Gusinde obtuvo durante una ceremonia Hain (ceremonia de
iniciación de jóvenes), donde se preocupó especialmente de fotografiar por
separado a cada uno de los seres sobrenaturales representados allí.
Fotografía
1. "Kataix", uno de los
seres sobrenaturales representados en la ceremonia Hain. Fotografía de Martín Gusinde, realizada durante su estadía
entre Mayo y Julio de 1923, en el sector de Laguna Pescados, Tierra del Fuego
(Anthropos Institute, Alemania).
El retrato en blanco y negro muestra a Kataix de cuerpo completo, posando claramente
para la cámara y para el fotógrafo, con grandes extensiones que afloran desde
la cabeza, a manera de cuernos, los que son parte de una máscara que cubre toda
la cabeza, con abertura para los ojos y pintura que ayuda a dar la impresión de
un rostro.
El cuerpo es blanco, atravesado por líneas
oscuras, siendo claramente visible el pene de la persona que lo representa,
dando a entender así que se trata de un espíritu masculino.
La posición con los brazos a mediana altura,
separados del cuerpo, y las piernas separadas, con los pies en un ángulo de
90°, denotan que el sujeto está realizando una especie de danza, que -para la
tecnología fotográfica de la época- debe haber "congelado" a
solicitud del fotógrafo.
De acuerdo a fuentes escritas revisadas
(Fiore, 2005), las técnicas de pintura corporal que se habrían utilizado en
este sujeto corresponderían al frotamiento de pintura con la mano sobre la piel
(blanco y color oscuro, probablemente rojo) y en el caso del rostro se trataría
de pintura escupida sobre la piel y luego frotada con la mano, lo que le da un
aspecto difuminado en los bordes del rostro.
Esta imagen, junto a todo el grupo de
imágenes captadas por Gusinde en la ceremonia Hain, destacadas por su valor
estético y por la gran circulación alcanzada en los ámbitos académico, cultural
e incluso popular, hasta el día de hoy, convirtiéndose en un verdadero ícono
que representa la identidad indígena austral.
A partir del planteamiento que realiza la
historiadora Marisol Palma en su libro "Fotografías de Martín Gusinde en
Tierra del Fuego (1919 - 1924)", resultaría interesante –por ejemplo- aplicar
a esta fotografía la propuesta de "monografía fotográfica", y así
analizar el intercambio de esta imagen con otras representaciones, y sus
vinculaciones con lo social y lo discursivo, e incluso buscar voces
provenientes del mundo austral actual, y así conocer el tipo de memoria
constituye esta imagen para esta población indígena que aún habita dichos
territorios.
Fotografía
2. “Alberto De Agostini con el hechicero selknam Pacek”. Fotografía publicada en el libro “30 años en Tierra del
Fuego” (De Agostini, 1956), extraída de un ejemplar ubicado en la Biblioteca
Nacional de Chile (BN: 267297).
Esta imagen debe haber sido capturada en el
viaje de 1928, pues Pacek junto a su familia también aparecen en el documental
“Terre Magellaniche” estrenado por De Agostini en 1933, donde Pacek es calificado como “kon” y descrito como “médico”.
Sin embargo, de acuerdo a nuestra investigación
bibliográfica, Pacek, que en el pie
de foto es categorizado como “hechicero”, era una especie de chamán (xo’on en lengua Selk´nam, palabra que
también tiene relación con los conceptos de "hombre" y “cielo”, lo
que fortalecería la idea de una especie de “divinidad” en el personaje),
persona de gran prestigio al interior de su pueblo, pues con sus poderes habría
sido incluso capaz de atraer ballenas hacia la costa para servir de alimento,
manejar el clima y producir la muerte de personas (Gusinde, 1931) (Chapman,
1989).
En esta especie de “selfie” del pasado, la
postura firme de Pacek, posando su
mano derecha sobre el hombro del misionero Gusinde, cuya cámara debe haber
poseído un disparador remoto o temporizador, común para la época pues se
evitaba tocar y mover la cámara, denota una gran confianza entre ambos sujetos.
En tanto, desde el punto de vista
iconográfico, resulta interesante analizar las similitudes y diferencias entre
ambos personajes, vestidos a la usanza de cada una de sus culturas. Ambos se
cubren la cabeza, De Agostini con una boina de fieltro, y Pacek con un gorro triangular de piel de guanaco, el cual era utilizado
por los cazadores Selk´nam, ya que tendría el poder mágico de paralizar a los
guanacos y facilitar su cacería.
Ambos se cubren la mayor parte del cuerpo, De
Agostini con sotana e impermeable, y Pacek
con un gran atuendo de piel de guanaco denominado chohnkoli en su lengua; finalmente, los pies del misionero están
cubiertos por gruesos zapatos (bototos), mientras que el indígena utiliza
mocasines de piel de guanaco, modelo muy parecido al utilizado por varios
pueblos originarios del mundo.
Esta imagen, inserta en el mundo natural de
la época en Tierra del Fuego, denota el contraste entre la figura del
misionero, extranjero, de contextura delgada, con su vestimenta occidental, y
la figura del personaje originario, en su ambiente natural, robusto, con
vestimentas tradicionales que casi se confunden y mimetizan con el paisaje
(recordemos que todos los hombres Selk´nam eran preparados para ser cazadores)
(Gusinde, 1931), e incluso con rastros de pintura oscura en su rostro,
característica tan propia de los Selk´nam, quienes incluso han sido estudiados exclusivamente
en el ámbito de las pinturas corporales (Fiore, 2005).
Sin embargo, entre ambos personajes se debe
destacar que es el natural quien posa su mano derecha sobre el hombro del
extranjero, en una muestra de confianza, de acogida dentro de su territorio y
dentro de su vida (en una actitud de anfitrión), incluso se podría suponer que
al tocarlo le transmite algo de su poder, como líder espiritual de su pueblo, pues
en cierta forma, el sacerdote es también un líder espiritual dentro de su
propia cultura.
En el extremo derecho de la imagen, detrás de
Pacek, se puede apreciar parte de una
típica vivienda Selk´nam (llamada kawi),
construida en base a troncos, ramas y pieles de animales, el único tipo de
vivienda que ellos conocieron, pues se trataba de un pueblo nómade, que armaba
y desarmada sus viviendas, recorriendo por grupos de familias el territorio
determinado que les correspondía (haruwen),
desplazándose según la época del año, la caza o los rituales que debían cumplir
(Gusinde, 1931).
Desde la vivienda sale un espeso humo del
fuego que nunca se apagaba (jauke en
Selk´nam) y se aprecia claramente una cesta tejida con fibras vegetales
(llamada thayka), que aún hoy en día fabrican
algunos artesanos y artesanas de la Patagonia.
Conclusiones preliminares
Desde el punto de vista del objeto de esta
investigación, se puede afirmar que las fotografías de Gusinde y De Agostini, a
más de cien años de su producción, aún tienen mucho que aportar al conocimiento
de los pueblos australes que habitaron la Patagonia.
Especialmente en este caso, las fotografías
de ambos fotógrafos son el último testimonio de los Selk´nam vivos, practicando
una forma de vida que provenía del Paleolítico, y que fue exterminada por el
avance de la cultura occidental, específicamente por los grupos económicos que
se apoderaron de la Tierra del Fuego para la explotación de su territorio.
Ambos fotógrafos, preparados académica y
profesionalmente, llegaron con las herramientas necesarias para cumplir con la
misión de extraer una gran cantidad de información sobre los Selk´nam, incluso
se puede apreciar que alcanzaron un cierto nivel de confianza al permitirles el
acceso a personajes importantes dentro de su cultura y a ciertas ceremonias que
sólo eran propias de las personas pertenecientes a su pueblo.
La alta calidad técnica de las fotografías
permite realizar un profundo análisis de las imágenes tanto a nivel contextual,
morfológico, compositivo y enunciativo, contando además con una gran cantidad
de bibliografía sobre la Tierra del Fuego, lo que permite analizar las
fotografías y al mismo tiempo relacionarlas con su contexto histórico.
Desde el punto de vista discursivo, vemos
numerosas coincidencias entre ambos fotógrafos, cuyo trabajo -analizado desde
la actualidad- es claramente etnográfico, en el sentido de que apuntan hacia la
descripción de un pueblo, retratando sistemáticamente a las personas y sus prácticas
culturales.
Lamentablemente, el discurso de los
fotógrafos misioneros disiente notablemente de lo que estaba ocurriendo
justamente mientras ellos retrataban a los Selk'nam, pues la mayoría de las
masacres infringidas contra los Selk'nam se produjeron justamente a principios
del Siglo XX, hasta acabar con ellos, amparados en el típico discurso
colonialista y nacionalista de "ocupar los territorios indígenas en pos del
progreso y la unidad nacional" (Vega y Grendi, 2002).
En este sentido, queda pendiente un análisis
más profundo, para corroborar la conclusión a la que llega el equipo de Alonso
Azócar (Azócar, 2012), al señalar que “el discurso fotográfico (salesiano) sobre los indígenas de la Patagonia es un discurso
que presenta algunos aspectos de la realidad social, económica, cultural, en
que actúan los misioneros. Pero al mismo tiempo, también encubre, niega,
entregando una mirada parcial, sesgada de esa realidad”.
Finalmente, desde el punto de vista personal,
creemos que cada investigación que involucra a un pueblo originario extinto -en
este caso los Selk´nam- constituye un pequeño aporte para que quienes perdieron
sus territorios y sus vidas, permanezcan en nuestra memoria y sigan presentes
en la historia de la humanidad, siendo a la vez un llamado de atención sobre
pueblos australes que en la actualidad aún están en peligro de perder sus
lenguas, y por ende sus culturas: el pueblo yagan y el pueblo kawéskar, quienes
también podrían enfrentar su final en unos pocos años.
Para el investigador que aborda estas
imágenes puede resultar impactante emocionalmente pensar que quienes aparecen
en estas fotografías -y que en su mayoría posaron de buena voluntad y alegremente
para los fotógrafos- fueron los últimos de su etnia, fueron víctimas o por lo
menos presenciaron la desaparición y el exterminio de los suyos, sensación que
fue calificada por Gusinde como "la amargura de su destino fatal" (Gusinde,
1920).
"Desde mi partida de Tierra del Fuego y
durante mi trabajo en esta obra, la idea de que estos hombres vitales y alegres
estaban condenados a un ocaso inevitable y a corto plazo no me abandonaba, y me
entristeció muchas veces. Mi compasión por su destino ha influido, como es
natural, en la redacción de muchos capítulos. Como hombre me aproximé a estos
indios de Tierra del Fuego, no apreciados debidamente, y como llegué a conocer
y estimarlos como hombres auténticos tuve que describirlos como tales"
(Gusinde, 1931).
Referencias
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ansiedad etnográfica", en Iluminuras, Porto Alegre, v.14, n.32, p.30-42,
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