La navaja de Ockham es un instrumento que nos ayuda a tomar decisiones y que defiende que, cuando tenemos varias hipótesis, en igualdad de condiciones, la explicación más simple es la más probable, la mejor, en la mayoría de casos. Algo, sin embargo, que no implica que sea automáticamente válida o verdadera.
Este principio, que se atribuye al teólogo y filósofo franciscano Guillermo de Ockham (1287-1347), originario de Ockham, Reino Unido, empezó a difundirse durante la Edad Media y, hoy, sigue siendo vigente. Sobre ello reflexionaremos con Álex Agustí-Polis, filósofo, divulgador y miembro del jurado de los Premios de Filosofía Arnau de Vilanova.
Esta teoría establece una metáfora con una navaja, ya que es una herramienta que «puede llegar a ‘afilar’ o ‘recortar’ explicaciones complicadas», afirma Agustí-Polis.
De hecho, una de las frases que mejor define el pensamiento de Guillermo de Ockham es esta: «Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem» (No multipliques innecesariamente las entidades, es decir, las ideas, realidades), que significa algo así como «No construyas explicaciones complejas cuando pueden ser simples». El teólogo británico mostraba así su apuesta por la sencillez.
Encontramos ejemplos de la navaja de Ockham en casi todos los ámbitos. Medicina, física, biología, economía, historia, lenguaje… y también en el de la comunicación.
Tomando como referencia las noticias falsas, según Álex Agustí-Polis, «si todos fuéramos más conscientes de las virtudes de la navaja de Ockham, y pasásemos su filtro, no habría tantas». El filósofo considera que utilizar esta herramienta puede ayudar a distinguir la información veraz de la engañosa. «Puede ser un buen antídoto contra las noticias falsas (especialmente aquellas más disparatadas) y algunas teorías rocambolescas», añade.
En este sentido, plantea el siguiente dilema, muy ilustrativo, con dos teorías sobre la evolución. Una defiende que de la unión de los simios con alienígenas salió el ser humano. Otra, que el homo sapiens es fruto de la necesidad de comunicarse a través del lenguaje. La segunda, más sencilla, sería la explicación más probable.
Utilizar la navaja de Ockham en otras situaciones también puede ser de utilidad. Cuando un superior tiene que comunicar algo a sus empleados, es importante que lo haga con simplicidad para que el mensaje quede claro. Cuando escribimos un artículo o titular, si es sencillo, que no pobre, será más comprensible para los lectores. Cuando queremos incorporar un nuevo hábito, cuanto más asequible, más fácil de adquirir.
Detractores de Ockham
La navaja de Ockham es un instrumento que es de utilidad, pero «también puede fallar», asegura Álex Agustí-Polis, al mismo tiempo que reconoce que «no hay una certeza absoluta». La elección de la opción más sencilla no siempre es la mejor.
Según el filósofo, los detractores argumentan que vivimos en un mundo complicado, con fenómenos complejos, y que «optar por la explicación más simple es reducir el conocimiento que tenemos de las cosas». También mencionan que la teoría de Ockham puede carecer de rigor y precisión, si la simplicidad se lleva al extremo, y que no es perdurable. Es decir, que no se mantiene en el tiempo, ya que todo puede cambiar.
Ante esta situación, Agustí-Polis considera que «la sencillez es un valor, siempre y cuando no nos lleve al error ni sea un sinónimo de poco rigor».
IMAGEN DE PORTADA GENERADA CON INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
FUENTE: https://digitalmediacorner.com/2024/05/27/navaja-ockham-cuando-lo-mas-simple-es-lo-mas-efectivo/
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