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La fundación y refundación de Carahue, la Ciudad Imperial: Una historia poco conocida


Siempre me ha llamado la atención que los habitantes de las ciudades actuales no recuerden el pasado o el origen de las ciudades que habitan. Por ejemplo, en Chile es muy probable que si a los habitantes de Angol, Villarrica o Carahue se les pregunta sobre la fundación de estas ciudades, pocos sabrán que fueron fundadas por Pedro de Valdivia en pleno siglo XVI: Angol en 1553, Villarrica en 1552 y Carahue (La Imperial) en 1551.

Fundadas en plena “Guerra de Arauco”, estas primeras ciudades de lo que intentaría ser el Reino de Chile, fueron destruidas varias veces por los mapuche hasta que finalmente fueron abandonadas por los españoles en el siglo XVII y refundadas por el Ejército Chileno durante la ocupación de La Araucania a fines del siglo XIX.


Al sur del Biobío 

Cuentan que Pedro de Valdivia quiso extender su conquista al sur del Río Biobío, y envió cien hombres a caballo comandados por Jerónimo de Alderete y Pedro de Villagrán, quienes viajaron por la costa hasta llegar al río Cautin, giraron hacia el norte por el lado oriental de la cordillera de Nahuelbuta hasta llegar a Encol, que actualmente se conoce como Angol. 

Luego, retrocedieron en dirección hacia la costa y entraron por el Cautín hasta encontrarse con Pedro de Valdivia en una meseta de veinte metros de altura, donde se une el Cautín con el río Damas, lugar de fundación de La Imperial, actual Carahue.

En marzo de 1551 se delinearon las calles rectas y la plaza de un poderosa ciudad fortificada. “Púsole Ciudad Imperial en honor de Carlos V”, aunque en el Cabildo de Valdivia de 1552 decían que se debía a que el gobernador encontró en las casas de los mapuche águilas de dos cabezas fabricadas con madera, similares a las del escudo imperial.

De su nombre deriva también su escudo de armas, concedido por el rey Felipe II, el 18 de mayo de 1554, a la que sería la cuarta ciudad de Chile y la primera en territorio de La Araucanía: “dos águilas en campo de oro, cuatro castillos a los cantos y cuatro cruces de Jerusalén, todo ello coronado por un yelmo sobre el que reposa un águila”.



Pedro de Villagrán y un cuerpo de caballería se quedaron en el que era el punto más avanzado de la conquista española, trabajaron en las obras de fortificación de la ciudad y practicaron algunas excursiones para llamar a los indígenas a la paz e iniciarlos en la fe católica. 

Además, Villagrán fue premiado por el gobernador con una encomienda de 15 mil Indígenas para su servicio en La Imperial. En tanto, el compañero de conquista, Pedro Olmos de Aguilera, fue premiado con una encomienda de 12 mil indígenas, y Francisco de Villagrán, con 30 mil indígenas en el territorio llamado Maquehue, que se extendía entre el río Cautín y el Toltén. A continuación seguía la encomienda de Jerónimo de Alderete, entre el rio Toltén y el rio Valdivia.

La ciudad estaba ubicada en medio de numerosos asentamientos mapuche, por lo que se produjeron grandes batallas, entre las que participó Alonso de Ercilla, escritor de "La Araucana". 

Dedicada a Felipe II, La Araucana debe su título a una doncella de La Imperial. En aquella ciudad, don Juan de Pineda y Alonso de Ercilla se trenzaron en una disputa que terminó con el dictamen del Gobernador García Hurtado de Mendoza, que ambos serían ejecutados al amanecer. Los nobles preocupados acudieron a una joven que el Gobernador miraba con notoria simpatía. La niña, acompañada de otra mujer habría llegado hasta él, obteniendo el perdón. En su honor, el poeta habría titulado el poema "La Araucana", en género femenino.


Finalmente, La Imperial fue evacuada y abandonada en el año 1600, debido al levantamiento indígena general tras la batalla de Curalaba en 1598.

Carahue y Nueva Imperial

282 años después, tras la Ocupación de la Araucanía, la ciudad fue refundada en febrero de 1882 por el General Gregorio Urrutia bajo el nombre de Carahue, para ser destinada a un puerto fluvial y centro de exportación.

La ciudad refundada del siglo XIX no recibió el nombramiento de "Nueva Imperial", debido a una confusión, derivada de la malinterpretación de las fuentes hispánicas, las cuales se referían al emplazamiento de la ciudad de La Imperial "entre dos grandes ríos"; sitio que los refundadores asumieron como el ubicado en la confluencia de los ríos Cautín y Cholchol, y no el sitio correcto: el lugar del actual Carahue, en la confluencia de los ríos Imperial y Damas.

Refundación de Carahue

El sábado 18 de febrero de 1882, el Coronel Urrutia salió desde Angol acompañado por el Ministro de Guerra, Manuel Recabarren. Les acompañaban un Ministro de la Corte de Concepción, el Intendente del Ejército, Matías Rioseco, el secretario del arzobispo y el ingeniero civil Teodoro Schmidt Weissel.

El Domingo 19 de febrero a las 5 am partieron desde Lumaco, pero antes de salir, el Ministro Castellón visitó el cuartel que había sido un edificio muy sólido construido de material y que en  aquel momento se hallaba en ruinas debido a que se edificó sobre un suelo pantanoso.

Después de un largo recorrido  llegaron al río Quillén, aproximadamente a las 13 horas del mismo día, descansaron dos horas y continuaron su viaje, llegando a las 16 horas al valle del río Cholchol. Urrutia y Castellón aprovecharon de saludar a varios caciques, entre ellos a Venancio Coñuepán.

A las 19 horas visitaron el fuerte de Cholchol fundado por Gregorio Urrutia el año anterior. Ese día los soldados estaban muy alegres porque era festivo y también por ser el día posterior al pago de sus sueldos.

El lunes 20 de febrero comenzaron a llegar indígenas de diferentes partes hasta completar cerca de 400 individuos. Pasado el mediodía, el Ministro Recabarren tuvo un parlamento con ellos que duró dos horas. La noche del lunes y la madrugada del martes permanecieron en Cholchol. 

Siendo las 8 am del día martes 21 de febrero, reanudaron su viaje y al pasar el río Cholchol la banda tocó el Himno Nacional. Se agregan a esta expedición unos 40 mapuche, llegando el mismo día martes a las 18.30 horas, a las ruinas de La Imperial.

El Coronel Urrutia alojó noche del martes en la casa de un indígena, en cambio el Ministro Recabarren prefirió dormir debajo de unos boldos sobre los escombros a orillas de una de las calles de la antigua ciudad.

Teodoro Schmidt quien acompañó a la comitiva describe el espectáculo que ofrecía la ciudad y señala:

El Antiguo Imperial ocupa una posesión tan hermosa como más no pudiera ser i reúne las condiciones  a que aspira el ser humano, al abrigo de  todo viento. Es un lugar delicioso que invita a ser habitado. El terreno mismo en que están las ruinas no es una extensa llanada, como muchos imaginan: es más bien una meseta en forma de península, elevada a 100 metros sobre el nivel del río; ocupa así  una superficie de quince a diecisiete hectáreas.

Una franja de verde vega de 200 a 300 metros de ancho 10 separa del terreno  elevado en que están las ruinas.

En todo el resto del paisaje no se avistan sino serranías altas cubiertas de vírgenes bosques.

El río mismo, cuyas aguas relumbran como espejo muestra únicamente pequeñas ondulaciones en la alta y baja marea.

El lado norte del recinto está limitado por el profundo cauce del estero de las Damas y cubierto por espesos bosques.

La entrada es al oriente i apenas de 50 metros de ancho. Se ven allí ruinas de un fortín antiguo y fosos.

Un camino de cuatro varas de ancho artificialmente labrado de caracol, comunica al lado poniente con el río y antiguo puerto.

Por las ruinas se ve que había calles de 10 varas de ancho i por todo 10 a 12 manzanas edificadas".


Según narra Teodoro Schmidt en su misiva, seis indígenas sentados en una canoa pasaban en el río Imperial con remo de modelo antiguo, cuando el Ministro de Guerra paseaba por el lugar. 

En el valle del Estero de las Damas encontraron las ruinas de un molino y vestigios de un canal.

Pagadas las 12 horas del día miércoles 22 de febrero se realizó un parlamento con los indígenas que se transformó, según relata Teodoro Schmidt, "en sesión secreta" a partir de las 16 horas. Gregorio Urrutia fundó el fuerte ese mismo día y "dejó un destacamento de 25 hombres de infantería, 5 de caballería y todos al mando de un 0ficial” para dirigirse al día siguiente, vale decir el Jueves 23 de febrero a 20 kilómetros más al oriente, a la confluencia del río Cholchol con el Cautín para fundar el fuerte de Nueva Imperial. Los edificios del fuerte de Carahue eran dos ranchos pajizos que tenían suficiente capacidad para alojar la tropa y guardar víveres. 

Se bautizó el nuevo fuerte con el nombre de Carahue, pues el recuerdo de la legendaria ciudad se había conservado entre los indígenas en mapuzugun. Cara: ciudad, población y Hue: Lugar, "El lugar de la ciudad". En la elección del nombre del fuerte también pesó la petición del dueño del sector, el cacique Jacinto Toro, quien vendió los terreno en 460 pesos. El fuerte tenía una superficie de 2.500 m2. y un foso de 5 metros de ancho e igual hondura.

Curiosamente, personajes separados por tres siglos, eligen el mismo sitio para establecer un fuerte. El entonces Gobernador, Pedro de Valdivia, al igual que Cornelio Saavedra, Carlos Castellón, Gregorio Urrutia y otros, concuerdan en lo estratégico que resulta el ángulo que forma el río Damas con el río Imperial. La colina más alta ubicada entre la unión de ambos ríos constituyó el asiento de los fuertes de Anchacaba y Carahue.

Gregorio Urrutia había acampado tres meses antes de fundar el fuerte de Carahue en las ruinas de La Imperial. Algunos cronistas eligen esa fecha de fundación, sin embargo, el presidente de la comisión topográfica de ingenieros civiles, Teodoro Schmidt, demuestra que carecen de asidero histórico.

Otro antecedente fidedigno lo proporciona el acta oficial N°28 del año 1882 dirigido al comandante en jefe del Ejército y firmada por el Teniente Coronel, Alejandro Larenas que dice así:

Tengo el honor de poner en conocimiento de Ud., que el 22 de febrero del presente año se fundo el fuerte de Carahue en las ruinas de la antigua ciudad Imperial.

Tomás Guevara en su Historia de la Civilización de la Araucanía, año 1902, en las páginas 458 y 459 refuerza la idea al señalar como fecha de fundación el 22 de febrero de 1882.

Tragedias fluviales

El puerto fluvial, dedicado al transporte de pasajeros y mercancías entre Carahue y Puerto Saavedra, donde destacan los envíos e importaciones comerciales de las empresas Valck, entra en decadencia hacia finales de la década de 1940, derivado del desastre del vapor Cautín, datado como el más mortal naufragio en la historia naval chilena, nunca verificándose el número de víctimas fatales, aunque varía entre 150 y 300 personas.

En 1949 se produce una segunda tragedia fluvial, el hundimiento del vapor Helvetia, sumado a la inauguración del puente colgante de la ciudad, infraestructura que sirvió para fomentar el transporte vía terrestre hacia la costa.

La crisis final del puerto fluvial deriva del terremoto de Valdivia de 1960, los viajes disminuyeron drásticamente, derivado de las transformaciones en el lecho y desembocadura del río, disminución en la profundidad de sus aguas y, fundamentalmente, la destrucción total del puerto de mar de Saavedra, ciudad que no se recupera sino hasta varias décadas, pero no ya como puerto de exportación e importación, sino como caleta pesquera y turística, perdiendo  el río Imperial cualquier función de transporte e industrial.


Carahue 2021.





Fuentes:

Carvallo Goyeneche, Vicente: 1875. “Descripción histórico geográfica del reino de Chile”, Tomo I.

Guevara, Tomás: 1929. “Historia de la civilización de La Araucanía”, Tomo I.

Medianero, F.; Ros-Montoya, S.; Peña-Cortés, F.; Pérez, A. 2020. "Estudio preliminar sobre el Poblamiento Temprano en la cuenca baja del Imperial y Lago Budi (La Araucanía, Chile) y futuro de las investigaciones".

Memoria Chilena http://www.memoriachilena.gob.cl/  


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